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20141104

Cómo joder a Facebook, Twitter, Whatsapp y Google [Tutorial]

Hace poco leí que los servicios secretos del Vaticano se cuentan entre los más eficientes del planeta. No es porque hayan sembrado el mundo de micrófonos, como hizo la maruja del FBI, J. Edgar Hoover. No es que Dios mismo, que es Omnipresente, les facilite chismes e información privilegiada. El Espíritu Santo no es una suerte de dron espía. No: la verdadera fuente del Vaticano es esta: 

 ¡¡¡¡EL CONFESIONARIO!!!! 

Parece lógico pensar que el secreto de confesión, en la medida de su importancia, adquiere tintes en plan wikileaks y asciende en la cadena de mando, de la parroquia de la esquina a las más altas esferas de la Curia. 

Es un principio muy básico: la información es PODER. 

Mucha gente quizás desconoce que la II Guerra Mundial se empezó a ganar, en parte, por la frenética labor que se desarrollaba en unos barracones en Bletchley Park, en Buckinghamshire, a 80 kilómetros al norte de Londres. En dichos barracones los servicios secretos británicos consiguieron descifrar el intrincado código Enigma de los nazis. Los británicos estaban al corriente de la posición de los U-bot, de los movimientos de tropas en el frente Este y de los planes de bombardeo de la Luftwaffe. Sabían incluso hasta la hora en que Hitler hacía pis. Gran Bretaña pudo para el golpe de la frenética maquinaria militar alemana gracias a ese sustancial aporte de información, antes incluso de que norteamericanos y rusos entraran en la contienda.

La información como chantaje.

Otro caso célebre es el del homosexual fisgón J. Edgar Hoover. Estuvo cuarenta años al mando de una policía paralela, una especie de Gestapo a la americana, que controló la vida privada de importantes personalidades de la esfera pública. Él, y sus Hombres G [ay] instalaron micrófonos hasta en las más polvorientas alcobas de los EEUU. Eso le procuraba a Hoover un poder omnímodo que preservaba su esfera de influencia. Cuando en los años 60’s los hermanos Kennedy quisieron removerle de su cargo, Hoover se sacó de la manga una grabación tomada en la habitación de un motel en 1942. John Fiztgerald Kennedy mantuvo relaciones con Inga Arvad, una llamativa danesa con un historial sospechoso.
La rubia había trabajado como corresponsal de un periódico de Copenhague. Viajó a la Alemania nazi, donde se entrevistó con Goering y asistió a los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936. Adolf Hitler, con quien se fotografió, llegó a decir de ella que era “el perfecto ejemplo de belleza nórdica”. De hecho, Hoover consideraba a Arvad una espía nazi. Así que cuando comenzó a recibir presiones de Robert Kennedy, fiscal del Estado y hermano de JFK, amenazó con revelar la historia. Eso le salvó de ser destituido. 

 “Se han tragado toda la carne picada” 

O cuando la “información” se convierte en un cebo, un señuelo, un anzuelo. Es otro caso célebre de la II Guerra Mundial. Los servicios secretos británicos MI5 –que son los mejores, aún hoy en día- lanzaron en las costas de Huelva un cadáver que fue identificado como William Martin, oficial de la Marina Británica. Ligado a su cintura llevaba un portafolios con documentos “top secret” que indicaban que los Aliados iban a invadir Cerdeña y el Peloponeso desde África, en lugar de Sicilia, como acabaron haciendo. Lógicamente, el muerto fue rescatado por un barco español. La “información” llegó a la Jefatura Franquista rápidamente, y éstos, aliados de los nazis, la enviaron a Berlín, donde fue examinada con lupa. Pero, curiosamente, la OKW [Servicios Secretos nazis] creyó que la “información” era cierta. 

¿Qué tiene que ver todo esto con Internet? 

Valga esta extensa introducción para el tema que hoy nos ocupa. ¿Cómo manejar la información y joder a estos cuatro titanes multinacionales? Twitter, Facebook, Google y Whatsapp… ¡La nueva Gestapo! ¿De qué vive esta gente? ¿Cómo es que, a pesar de tratarse de titánicos servicios públicos…. son gratuitos? Te ofrecen aplicaciones, juegos, acceso a la información, cientos de chorradas infantiles… No cuesta mucho imaginarse la cantidad de dinero que cuesta mantener dichos servicios. ¿Dónde está la trampa? 

“Grupos de opinión” 24/12/365 

Esencialmente, la labor de estos cuatro jinetes online es la de pulsar la opinión pública cada segundo del día. Cuando Google detecta que 800.000 personas en el mundo han puesto la palabra “pandemia” en su buscador obtiene información de primera mano de las preocupaciones públicas. Cuando alguien pulsa “me gusta” en Facebook está mostrando sus preferencias sobre un tema en concreto. Todas estas respuestas espontáneas son anotadas por los robots txt* de ambos servicios, los cuales indexan rápidamente los resultados. No sólo es un arma para perfilar productos en el mercado ese. También es la herramienta perfecta para el dominio del cerebro colectivo de la masa. 
Este blog, por ejemplo, recibe al menos seis visitas diarias de robots Google, un par de Msn y otras tantas de Amazon, etc. Basta con subir a Facebook un post de este blog, o que lo haga un tercero, para que en menos de un minuto sus robots vengan a “indexar” todo lo que aquí se dice. Es, a todos los efectos, como un “grupo de opinión” de una agencia de publicidad, en fracciones de segundo y a nivel planetario. La información que les facilitamos es ORO para ellos. Y por supuesto, la venden rápidamente a otras corporaciones, que sacan el debido provecho a nuestras “confesiones”. 

Por supuesto, no hay que ser muy listo para imaginarse la gran herramienta de control que estos dispositivos significan. Son EL GRAN CONFESIONARIO donde la chusma aboca sus ilusiones, preocupaciones, amores, pasiones, filias, fobias y un largo etcétera. Tienen tu alma en su puño y tú, imbécil, les dices tu nombre, les cuentas tus sentimientos, les dices donde trabajas, cual es tu club de fútbol y quien es tu pareja. 

Las evidencias sobre el juego de esta gentuza se cuentan por decenas. Un ejemplo, tanto Google como Facebook ponen una barrera infranqueable cuando un usuario quiere preservar su identidad mediante un proxy o la red Tor Browser. Ellos quieren saber quien eres, qué buscas, qué opinas y cual es tu IP. Ese es su juego; un juego al que no conviene seguir jugando. 

Diferencias entre Desktop y Móvil 

Uno de los matices a tener en cuenta a la hora de evaluar estas herramientas de control es el medio a través del cual se utilizan. El ordenador de sobremesa está conectado a un proveedor de servicios, una línea ADSL a nombre de alguien, pero estos sujetos nuca saben quien está utilizando el equipo. En cambio, el móvil tiene una dimensión sobrecogedora. Desde los atentados de Madrid en 2004 los usuarios de telefonía móvil tienen la obligación de tener registrado a su nombre el dispositivo. Problema. Eso supone información personalizada, sin el menor género de duda. Sobre todo desde que Sucker-berg compró Whatsapps. Todo lo que circula por dicha red es susceptible de mayor control, espionaje y monitorización personalizada. Sólo una persona inconsciente de la realidad se instala esa “aplicación” en su móvil. Pero la chusma es así de estúpida. 

“Revoluciones" de pacotilla. 

Al principio no había pensado nada de todo esto. Pensaba que las redes sociales estaban bien para comunicarse con otros friks. Pero un día llegaron las “revoluciones”. El 15M y la “Primavera Árabe”. 
Jorrrrrrrrrrrrrrrrrr!!!
Se ve que las habían organizado por redes sociales como Facebook y Twitter. Me entró flato de tanto reir. Y desde entonces me he vuelto antisistema. Sí, hombre, es que me aburro y no tengo otra cosa que hacer. Voltaire dijo algo así como que una revolución se ha de hacer con buen humor. Pégale una patada al barril y lánzalo calle abajo. 

Emitir “información” es tan poderoso como mantener el secreto. 

Y ahora viene lo mejor de este post. La forma de hundir a estos cuatro jinetes online es fácil. Basta con seguir el ejemplo del falso cadáver lanzado por los servicios de inteligencia británicos en las costas españolas. La estrategia se basa en facilitar, en Facebook, por ejemplo, anzuelos falsos sobre nuestras preferencias: Decir “me gusta” en lo que no me gusta le puede volver loco a Sucker-berg: ¡Qué se joda! 
Si mil millones de personas se dedicaran un día a hacer búsquedas frikis en Google la empresa se iba a la mierda en cuestión de segundos: 

También sirven búsquedas absurdas en sueco o en malayo. 

Whatsapps: El culmen de la tontería: 
Jaja!! que nivelazo!!
Hay un axioma inexorable en todo esto: cuanto más tiempo pasa una persona conectada a internet, más alto es su nivel de soledad. 

Ya no aguanto más esta horterada...

La próxima revolución va a ser Hacker. Por activa o por pasiva. Internet facilita altos volúmenes de información, para quien sepa buscarla… Pero también facilita un alto nivel de control. Todos esos tiparracos que se pasan el puto día estudiando la evolución de “los mercados” disponen de la mejor herramienta para saber qué pensamos, qué nos preocupa y qué “nos gusta”. 

Será cuestión de enviarles algún que otro cadáver con identidad falsa… ¿no creeís?